lunes, 11 de mayo de 2015

Segunda guerra mundial

 La Segunda Guerra Mundial fue el conflicto armado más grande y sangriento de la historia mundial, en el que se enfrentaron las Potencias Aliadas y las Potencias del Eje, entre 1939 y 1945. Fuerzas armadas de más de setenta países participaron en combates aéreos, navales y terrestres. Por efecto de la guerra murió alrededor del 2% de la población mundial de la época (unos 60 millones de personas), la mayoría de ellas civiles. Como conflicto mundial comenzó el 1 de septiembre de 1939 (si bien algunos historiadores argumentan que en su frente asiático se declaró el 7 de julio de 1937) para acabar oficialmente el 2 de septiembre de 1945.
Las causas de la Segunda Guerra Mundial más inmediatas al estallido de la misma son, por una parte, la invasión de Polonia de 1939 por parte de los alemanes, y los ataques japoneses contra China, los Estados Unidos de América y las colonias Británicas y holandesas en Asia. La Segunda Guerra Mundial estalló después de que estas acciones agresivas recibieran como respuesta una declaración de guerra, resistencia armada, o ambas por parte de los países agredidos y aquellos con los que mantenían tratados. En un primer momento, los países aliados estaban integrados tan solo por Polonia, Gran Bretaña y Francia, mientras las fuerzas del Eje consistían tan solo en Alemania e Italia, unidas en una alianza mediante el Pacto de Acero.
A medida que la guerra progresó, los países que iban entrando en la misma (bien de forma voluntaria, bien al ser atacados) se alinearon en uno de los dos bandos, dependiendo de su propia situación. Ese fue el caso de los Estados Unidos y la URSS, atacados respectivamente por Japón y Alemania. Algunos países, como Hungría, cambiaron su alineamiento en las fases finales de la guerra.
Al finalizar la Primera Guerra Mundial y declararse el armisticio, los Aliados se reúnen en la Conferencia de Paz de París (1919) para acordar los términos de la paz con Alemania, el antiguo Imperio Austrohúngaro —dividido en Austria y Hungría— y Bulgaria. Uno de sus resultados es el llamado Tratado de Versalles. Las discusiones de los términos de la paz empiezan el 18 de enero de 1919 y fue presentado ante Alemania en mayo siguiente como única alternativa, su rechazo habría implicado la reanudación de las hostilidades.
La delegación y el gobierno alemán consideraron el Tratado como un «Diktat», o sea un dictamen impuesto a la fuerza sin un mecanismo de consulta o participación. Particularmente molesto fue el precepto, incorporado en el Tratado, de la culpa y responsabilidad de Alemania en la iniciación de la guerra. Esto se convirtió en un elemento de tensión en la política interna en Alemania entre la derecha y los grupos nacionalistas —que rechazaban de plano todo el Tratado, siendo partidarios de su revocación—, y el centro liberal y los socialdemócratas —que trataban de suavizar las cláusulas más dañinas contra Alemania, tales como las reparaciones económicas y el aislamiento diplomático.
El conflicto opuso, a manera de resumen, a dos bandos: los Aliados (encabezados por Inglaterra, Francia, la URSS y Estados Unidos) y el Eje (entre los que se encontraba el Ejército Nazi, Italia y Japón).
El Eje: las tres potencias del Eje fueron Alemania, Italia y Japón. Otros países adscritos al Eje fueron Eslovaquia, Finlandia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Estado Independiente de Croacia y Tailandia. Austria y la República Checa habían sido anexionadas a Alemania meses antes de empezar la guerra.
Los Aliados: en un principio las potencias aliadas que decidieron hacer frente a Alemania fueron Francia y el Reino Unido. Las agresiones del Eje involucraron en la guerra, en el bando aliado, a Polonia, Dinamarca, Noruega, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo, Yugoslavia y Grecia. También participaron los países de la Commonwealth como Australia, Canadá, Sudáfrica y Nueva Zelanda. La unión del Eje con Japón propició la alianza con China. Finalmente se unieron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), tras la invasión alemana el 22 de junio de 1941, y los Estados Unidos, a partir del 7 de diciembre de 1941.
Países Neutrales: en Europa se mantuvieron oficialmente neutrales Irlanda, España, Portugal, Suecia, Suiza y Turquía. Algunos de estos países neutrales mantuvieron una cierta condescendencia con el Eje. La España de Franco varió entre la neutralidad y la no beligerancia. Suiza, por su parte, no dudó en salvaguardar el oro procedente del expolio a los judíos, ni tampoco en proteger las finanzas de los negociantes nazis.
Antes de su entrada en la guerra, los Estados Unidos era una nación neutral, aunque simpatizaba con Gran Bretaña y le suministraba material de guerra bajo condiciones favorables. También les informaba sobre las ubicaciones de los submarinos alemanes que sus navíos visualizaban. Además, los Estados Unidos habían impuesto un embargo económico a Japón que había hecho caer en un 80% sus importaciones, lo que destruía su economía. Dicho embargo dejó sin petróleo al ejército japonés, siendo una de las causas primarias para el ataque a Pearl Harbor en diciembre de 1941. Dicho ataque motivó la entrada de los Estados Unidos en el conflicto mundial.
Desde 1936 los futuros beligerantes de Europa en la Segunda Guerra Mundial comienzan a enfrentarse directa o indirectamente en el marco de la Guerra Civil Española.
En la Exposición Internacional de 1937, los pabellones alemán y soviético, situados frente a frente, se enfrentaban ya simbólicamente, aunque en este combate ambos ganaron la medalla de oro.
El 25 de octubre de 1936 el Ministro de Asuntos Exteriores italiano, conde Galeazzo Ciano, sostuvo una visita de dos días a Alemania que dio lugar al Pacto del Eje Roma-Berlín. El acuerdo consolidó las posiciones de Alemania y de Italia contra Gran Bretaña y Francia. El Primer Ministro Benito Mussolini proclamó el acuerdo en Roma el 1 de noviembre de ese mismo año y el 25 de noviembre siguiente, Japón y Alemania firmaron el Pacto Antikomintern.
El 7 de julio de 1937, tras años de tensiones por la ocupación japonesa de Manchuria en 1931, las tropas japonesas se enfrentaron al ejército chino en las cercanías del Puente de Marco Polo, unos veinte kilómetros al oeste de Pekín. Comenzaba así la Segunda Guerra chino-japonesa como preámbulo de la guerra mundial propiamente dicha.
El 1 de septiembre de 1939 Hitler ordenó a su ejército invadir Polonia sin previa declaración de guerra, lo que motivó que Francia y el Reino Unido declararan la guerra a Alemania el 3 de septiembre, aún existiendo un tratado que comprometía a estos países. La URSS ocupó la parte oriental de Polonia, según lo acordado una semana antes en el Pacto Molotov-Ribbentrop que definía la repartición de la Europa Oriental y central bajo influencia alemana y rusa. El Ejército Rojo ejecutó a miles de oficiales polacos en lo que se conoce como la Masacre de Katyn. Posteriormente la URSS también atacó a Finlandia el 30 de noviembre, en lo que se conoce como la Guerra de Invierno, pero enfrentada a una resistencia inesperada, ambos países firmaron la paz en Moscú el 12 de marzo de 1940, tras ceder Finlandia posesiones territoriales a cambio de conservar su independencia.
Tras la conquista de Polonia, Alemania invadió Dinamarca y Noruega, donde una fuerza expedicionaria británica fue derrotada y debió retirarse. Con posterioridad no se produjo ninguna acción bélica en varios meses (conocido con el término francés Drôle de guerre, guerra graciosa), hasta la invasión de los Países Bajos, Francia y Bélgica por parte de Alemania en mayo y junio de 1940 utilizando la táctica de guerra Blitzkrieg o guerra relámpago.
Desde la guerra contra Finlandia, Iósif Stalin había estado realizando esfuerzos apurados para modernizar el Ejército Rojo, ya que tanto él como Hitler sabían que el tratado de paz firmado no duraría mucho tiempo. Sin embargo, Adolf Hitler se adelantó a los planes de Stalin y en junio de 1941, Alemania lanzó la Operación Barbarroja contra la URSS, cuyo objetivo final era la derrota del país eslavo en sólo tres meses. De esta manera Alemania despojaría a los ingleses de un posible aliado.
Después de derrocar a Mussolini, el Reino de Italia, invadido por el sur por los estadounideses, cambió al bando aliado en 1943 (el norte, reconvertido en la República Social Italiana, permanecería en el bando del Eje hasta abril de 1945), y Rumanía hizo lo mismo en 1944, al ser invadida por los rusos.
Alemania capituló el 7 de mayo de 1945, tras haber caído Berlín el 2 de mayo ante las fuerzas soviéticas. El 8 de mayo se firmó el armisticio que puso fin a la guerra en Europa. Aunque los aliados habían acordado no anunciarlo hasta un día después, en gran parte de Europa se conmemora esa fecha como el Día de la Victoria.
En Asia la guerra terminó el 15 de agosto de 1945, cuando Japón reconoció su derrota y capituló, en teoría, sin condiciones (aunque en la práctica había una, no deponer a su emperador), después de padecer los ataques nucleares en Hiroshima y Nagasaki por parte de Estados Unidos. El 2 de septiembre concluyó oficialmente la guerra al firmar Japón la rendición incondicional.

Primera guerra mundial


 La Primera Guerra Mundial fue un conflicto armado a escala mundial desarrollado entre 1914 y 1918. Originado en Europa, se transformó en el primero en cubrir más de la mitad del planeta. Fue entonces el primer conflicto más sangriento de la historia, resultando en aproximadamente la mitad de bajas que en la Rebelión Taiping. Antes de la Segunda Guerra Mundial, esta guerra solía llamarse la Gran Guerra o la Guerra de Guerras.


A finales del siglo XIX, Inglaterra dominaba el mundo tecnológica, financiera, económica y sobre todo políticamente: La repartición de África (a excepción de Liberia y Etiopía) y Asia Meridional, así como el gradual aumento de la presencia europea en China.

Por otra parte, Estados Unidos y en menor medida el Imperio ruso controlaban eficientemente sus vastos territorios que conformaban las dos principales potencias, coloniales, se enfrentaron en 1898 y 1899 en el denominado incidente de Fachoda, pero el rápido ascenso del Imperio alemán hizo que los dos países se unieran a través de la Entente cordiale. Alemania, que no poseía casi ninguna colonia, empezó a pretender algunas a la par de su ascenso en la política internacional después de su unificación en 1871.

Además, Francia deseaba obtener la revancha del fracaso sufrido frente a los estados alemanes en la Guerra Franco-prusiana de 1870, tras la cual, el Canciller Otto von Bismarck había proclamado el Imperio en el Palacio de Versalles, lo que significó una ofensa para los franceses, quienes después de las reformas de Jules Ferry alentaban a los niños de las escuelas a colorear Alsacia y Lorena en negro sobre el mapa de Francia. Acciones similares contribuyeron a que esta generación creciera con la idea de vengar la afrenta recuperando estos territorios que Francia había cedido a Alemania tras la guerra Franco-prusiana en 1871. Por ello en 1914 sólo hubo un 1% de desertores en el ejército francés, en comparación con el 30% de 1870.

Mientras tanto, los países de los Balcanes liberados del Imperio Otomano (el «enfermo de Europa») fueron objeto de rivalidad entre las grandes potencias. El Imperio Otomano, que se hundía lentamente, no poseía en Europa, a la víspera de la guerra, más que Estambul. Todos los jóvenes países nacidos de su descomposición (Grecia, Bulgaria, Rumania, Serbia, Montenegro y Albania), buscaron expandirse a costa de sus vecinos.

Impulsados por esta situación, los dos enemigos seculares del Imperio Otomano continuaron su política tradicional. El Imperio Austrohúngaro deseaba proseguir su expansión en el valle del Danubio hasta el mar Negro. El Imperio ruso, que estaba ligado histórica y culturalmente a los eslavos de los Balcanes, de confesión ortodoxa y que les brindó su apoyo ya en el pasado, dispuso en ellos de aliados naturales en su política de conquista de un acceso al «mar caliente» (pasando por el control de los estrechos). Evidentemente, estas dos políticas entre una potencia católica y una ortodoxa provocaron enfrentamientos (los dos imperios poseían, además, un águila bicéfala como emblema).

Como resultado de estas tensiones, se crearon vastos sistemas de alianzas a partir de 1882: de una parte Francia, el Imperio Británico y el Imperio ruso (Triple Entente) y, por otra, el Imperio alemán, el Imperio Austrohúngaro e Italia (Triple Alianza). A este momento se le conoce como Paz armada, ya que Europa entera estaba destinando cuantiosas cantidades de capital al armamento y, sin embargo, no se estaba en guerra, aunque se sabía que era inminente. 

Importancia Neolítico


Se transcribe tacita la información solicitada y se anexan los links; donde se obtuvo por si se desea complementar: 

La revolución neolítica. 


Hace unos 10 000 años se produje en la Tierra un período interglacial que supuso un aumento gradual de las temperaturas y un cambio climático. El cambio climático provocó la llamada revolución neolítica que es un cambio del modo de vida de los hombres; pasan de la vida itinerante y cazadora a crear sociedades basadas en la vida sedentaria, la agricultura y domesticación de animales. 

Los primeros vestigios neolíticos se localizan en el CRECIENTE FÉRTIL hacia el 8000 a.C. Región en forma de media luna que se extiende desde los ríos Tigris y Éufrates hasta el Nilo. 

Desde allí, la agricultura se difundió lentamente, hasta alcanzar las grandes llanuras fluviales de Europa, China y la India. 

Descubrimientos del Neolítico. 

Los cambios climáticos obligaron a los hombres a adaptarse a la nueva situación. El resultado de esta búsqueda fue el descubrimiento de: la agricultura, la ganadería y la cerámica. 

Descubrimiento de la agricultura y la ganadería. Las imágenes recrean cómo sería el trabajo de los agricultores neolíticos. Puedes observar que en la actualidad hay pueblos que todavía emplean técnicas de ese momento. 

Descubrimiento de la cerámica. Cuando los hombres-agricultores empiezan a vivir de modo sedentario construyen vasijas y recipientes para almacenar el grano, los alimentos y las bebidas. De este modo se descubre el barro y las cualidades del barro cocido para hacer la cerámica y ladrillos. 

Paleolítico

 El Paleolítico (παλαιός, palaiós=antiguo, y λίθος, lithos=piedra) es una etapa de la prehistoria caracterizada por el uso de útiles de piedra tallada, si bien también se usaban otras materias primas orgánicas para construir diversos utensilios, como hueso, asta, madera, cuero, fibras vegetales, etc. Es el período más largo de la historia del ser humano (de hecho abarca un 99% de la misma), y se extiende desde hace unos 2,8 millones años (en África)[1] hasta hace unos 10.000 años. Constituye, junto con el Neolítico, la llamada Edad de Piedra, por la elaboración de utensilios de piedra en oposición a la posterior Edad de los Metales. Etimológicamente significa Edad Antigua de la Piedra (παλαιός, palaiós=antiguo, y λίθος, lithos=piedra); el término fue creado por el arqueólogo John Lubbock en 1865, por oposición al Neolítico (edad moderna de la piedra);

El Paleolítico se caracteriza, a grandes rasgos, por la utilización de instrumentos gruesos, pesados, difíciles de manejar, mal trabajados en su mayoría. El hombre del Paleolítico era nómada, es decir, se establecía en un lugar y se quedaba en él hasta agotar los recursos naturales. No tenían plena capacidad constructora.

Tradicionalmente el Paleolítico se divide en tres períodos, el Paleolítico Inferior (hasta hace 200.000 años), el Paleolítico Medio (hasta hace 35.000 años) y el Paleolítico Superior (hasta alrededor de 10.000 a.C); a él se le añade un período terminal llamado Epipaleolítico (la etapa siguiente al Epipaleolítico y anterior al Neolítico es el Mesolítico). 

Revolución Neolítica

Se denomina revolución neolítica a la primera transformación radical de la forma de vida de la humanidad, que pasa de ser nómada a sedentaria y de economía recolectora (caza, pesca y recolección) a productora (agricultura y ganadería). El término se debe a Vere Gordon Childe (1941).1 
Este proceso tuvo lugar hace más de 9 mil años (VIII milenio a. C.) como respuesta a la crisis climática que se produce en el comienzo del Holoceno, tras la última glaciación. En primer lugar afectó a la amplia zona que, debido a su apariencia en el mapa, ha recibido el nombre de creciente fértil o media luna fértil: incluye desde la parte egipcia del Valle del Nilo hasta Mesopotamia (el territorio entre los ríos Tigris y Éufrates), pasando por la franja costera del Levante mediterráneo y la región montañosa del sureste de la actual Turquía. Dentro de ella, los lugares donde se han encontrado las pruebas arqueológicas más antiguas de neolitización no son precisamente las llanuras aluviales de los grandes ríos, sino yacimientos situados en una zona más estrecha en torno a ellos (Jericó o Chatal Huyuk). 


Principales centros de desarrollo primario de la agricultura: este de Estados Unidos (4000–3000 AP), Mesoamérica (5000–4000 AP), Andes septentrionales (5000–4000 AP), África subsahariana (5000–4000 AP, ubicación exacta desconocida), Creciente Fértil (11000 AP), cuencas del Yangtsé y del río Amarillo (9000 AP) y tierras altas de Nueva Guinea (9000–6000 AP).2 
Algo más tarde se produjeron cambios similares en la India (ríos Indo y Ganges) y en el Extremo Oriente (ríos Huang He y Yangtze en China). La difusión por el resto del Viejo Mundo (Europa, Asia y África) se produjo por difusión de estos primeros focos, aunque en algunas zonas se produce localmente la domesticación de animales o plantas autóctonas. De forma autónoma se produce la revolución neolítica en América, con los focos mesoamericano y andino. La difusión de la agricultura y la ganadería por Oceanía en algunos casos es simultánea a la ocupación humana (las migraciones de las islas del Pacífico eran tanto de los grupos humanos como de sus cultivos y ganado) y en otros los usos del suelo continuaron siendo muy arcaicos hasta la llegada de los europeos (aborígenes australianos, en su mayoría cazadores-recolectores, cuya ocupación del continente es muy antigua, quizá desde hace 40.000 años